miércoles, 10 de agosto de 2011

ASÍ VIVIMOS HOY EN DÍA


Todos nos comunicamos; comunicarse es una de esas experiencias sustancialmente humanas que asumimos como parte de nuestra cotidianeidad. Al pensar el fenómeno de la comunicación, frecuentemente nos encontramos con definiciones confrontadas, nociones contradictorias y bastantes significativas.
Comunicarse suele ser vincularse, poner en común, compartir, intercambiar. La comunicación asumida como un trabajo específico o relacionado con alguna otra tarea de tipo cultural suele transformarse en producción de mensajes, manejo de instrumentos o canales, estrategias informativas. La comunicación representa el espacio donde cada cual pone en juego su posibilidad de construirse con otros. Pero transformada en práctica social, comenzó a constituir una esfera de preocupaciones para analistas de diversos orígenes.
La comunicación es importante para los posmodernos dado que sin ella este pensamiento no se podría definir, pues es indispensable que la comunicación exista tanto entre las personas que piensan igual como las que pertenecen a otra forma de pensamiento, pues solo así se refuerza este pensamiento, en lo que respecta la comunicación y sus medios como la cibernética sirven de mucho para florecer nuevas ideas.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
utilizar un celular se convirtió en pan de cada día


Más allá de la caracterización sobre la posmodernidad, existen rasgos comunes a todas las descripciones y que permiten denominar la cultura actual con características diferentes a una visión clásica de la modernidad. Uno de esos elementos es el gran desarrollo de los medios de comunicación en las últimas décadas que ha llevado a muchos a denominar la época actual como la de la "cultura de la comunicación". Los modernos medios de comunicación son, en gran medida, los responsables de las transformaciones y los causantes de los fenómenos con los cuales se caracteriza la cultura posmoderna. Desde la visión de la posmodernidad como fin de los grandes relatos hasta la posmodernidad como debilitamiento del pensamiento racional y la visión de una historia unitaria y lineal, el papel de los medios de comunicación ha sido el medio de batalla fundamental a la hora de las argumentaciones. Hoy en día, los medios de comunicación constituyen una herramienta persuasiva que nos permiten mantenernos en continua comunicación con los distintos sucesos sociales, económicos y políticos tanto a escala nacional como internacional. Las sociedades actuales se encuentran permanentemente en comunicación; en ellas, los medios tienen el poder de conectar las partes dispersas en el todo, desempeñando un papel importante en la promoción cultural y la formación. Su acción aumenta en importancia por razón de los progresos técnicos, de la amplitud y la diversidad de las noticias transmitidas.


La noticia tiene un sentido y una función que se ha hecho imprescindible como vínculo social e intersubjetivo que permita reunir la pluralidad cultural de los miembros de una comunidad, y generar una historia común, una identidad y un discurso propio en el que puedan reconocerse.
"Los medios masivos de comunicación son un poderoso medio de socialización, a la par de la familia, la escuela y el trabajo, que modelan los sentimientos, las creencias, entrenan los sentidos, ayudan a formar la imaginación social; en síntesis, fomentan y facilitan ciertas construcciones mentales por donde transcurre luego el pensamiento de las personas en sociedad".


Tribus urbanas
Cuando el adolescente se desprende de la familia como única fuente de refugio y seguridad, precisa la continuidad natural del contacto con el colectivo humano, y busca el grupo, la pandilla de amigos, la banda o la tribu...
El adolescente tiene varias formas de reaccionar frente a las crisis existenciales en que se encuentra y frente al entorno social que le desagrada. Una de ellas consiste en fabricarse una identidad con ayuda de cosas, como, por ejemplo, la moto-potencia, el cine-televisión-evasión, etc. Es un intento de apropiarse del mundo y de la sociedad a través de los objetos. Otra fórmula es la contestación, con una generosa e inteligente radicalización de posturas, pero con el equivocado objetivo de derribar el sistema mediante la violencia. O bien la separación, cuya única salida es situarse fuera de la sociedad establecida, constituyendo una antisociedad, y como ejemplos tenemos los movimientos históricos beatnik y hippy y las actuales tribus urbanas.
También la pandilla de amigos de "tomar copas" puede radicalizarse y tomar otros derroteros para "pasar el rato". Las tribus urbanas, con todo el abanico de posibilidades que ofrecen, atraen al joven. Son los hijos de la televisión, viven al día, quieren tener sus propias guerras, y se sienten unidos y divididos por la música y la forma de vestirse. "¿Para qué estudiar, si el grupo ya nos da los conocimientos que queremos?", dicen.
Hay tribus más pacíficas y otras más violentas. La primera noticia de la existencia de los skinheads (cabezas rapadas), por ejemplo, la tuvimos en los estadios de fútbol (hooligans, ultras, tiffosi, etc.). Derivaban de sus homónimos británicos (que en la actualidad están en vías de extinción en el Reino Unido), y fueron en su inicio un movimiento antirracista, imitando en su vestimenta a los rude boys que habitaban en los guetos de emigrantes jamaicanos. Su ideario era el antimilitarismo, el rechazo del poder y la anarquía como forma de vida. Su uniforme, la cazadora Harrington, las botas Doctor Martens y el pelo "al cero" (para imitar a los negros). Históricamente, los skinheads británicos son herederos de una escisión de los mods de finales de los sesenta y de los punkies de los años setenta. Ahora, algunas tribus han cambiado de ideario y los fines de semana se dedican a la caza del negro, los "sudacas" y los magrebíes... y se enzarzan en violentas batallas con las tribus de punkies (sus enemigos naturales; se dice que una tribu no vive si no tiene otra enfrente); en el mundo de los skinheads no acostumbra a haber chicas, y a los 23-24 años ya no se es skin...
Sin ánimo de agotar el extenso repertorio de las tribus que pueblan determinadas ciudades, regiones o países (cada uno cuenta con sus propios especímenes), hagamos una rápida revisión de las más descollantes. Los bad boys o brack boys hacen graffiti en las paredes con la ayuda del aerosol, practican el break dance y llevan el pelo rapado en los laterales de la cabeza. Los hardcore-skateboard tienen su música (el hardcore) y practican el monopatín (también se llaman skaters). Los heavies lucen melena, "chupa" (cazadora negra llena de chapas y clavos) y pantalones muy estrechos, y no reivindican nada ("ser heavy es vivir la música", dicen). Los motarás viven para su moto. Los okupas se dedican a invadir pisos y locales desocupados. Los punkies o punks llevan los pelos pintados, peinado muy tieso en forma de cresta y rapados los laterales de la cabeza, beben cerveza (la popular "litrona"), fuman porros y su música es el rock duro; el color rosa es su preferido; se consideran basura, mierda, podridos (enfrentados a los skinheads, considerados "puros" o "niños limpios"); un auténtico punky a los 30 años o lo matan o muere (se tiran al metro: "ritual de morir"). Los rockers siguen el rock y la moda americana (hay varias familias: los teddy-boys, los rockabillies, los psychobülies). Los bakalaeros suelen ir en manada los fines de semana, de discoteca en discoteca, y cuando circulan en coche lo hacen con el aparato de música a todo volumen. Los grunges constituyen un movimiento neohippy con toques ecologistas, visten prendas que les van grandes o demasiado pequeñas, siempre de segunda mano, lucen melena larga y despeinada en ambos sexos, y ellos perilla mal cuidada. Los rappers surgieron en las calles del Bronx de Nueva York hacia los años ochenta, al son de la música de origen africano rap que incita a la violación y a matar (el expresidente Clinton la consideraba "enemigo público por encima de la droga") y enloquece a los adolescentes (practicantes del break-dancing), precisan vestir chándal, sudaderas, gorras con la visera hacia atrás (todo ello con tallas superiores a las necesarias), y el pelo rapado, a veces con complicados dibujos hechos a cuchilla.
Todo muy folclórico, variopinto e incluso ofreciendo una "estética" gratuita a las ciudades. El problema surge cuando algunas de estas tribus urbanas se ponen en pie de guerra (obviamente, las que tienen un ideario de violencia) y se radicalizan, poniendo en práctica su eslogan: "Vive rápido, muere joven y harás un bonito cadáver."
Estas personas que viven al límite de lo marginal, y las que forman las llamadas tribus urbanas, son, quizás, los seres humanos que mejor recibirían la más elevada enseñanza espiritual si se les ofreciera, pues su inquietud, su eterno descontento, debería impulsarlos a transitar por otro camino bien distinto del que recorren, a andar por el sendero de la Luz. Este camino encauza todo su vigor en el objetivo de ser conscientes y de obrar adecuadamente, de trabajar y rebelarse contra todo lo que no debe ser. Y de que no sea así todos somos responsables.